La Marcha Mundial pretende crear conciencia del rechazo de la violencia en todas sus formas. No es un proyecto religioso, pero se inspira en la ‘regla de oro’: “Trata a los demás como quieres que te traten”, mensaje universal predicado por todas las religiones y filosofías. Esto permite que un amplio espectro de gente, con creencias religiosas y no religiosas, se sumen a esta iniciativa global.
El mes pasado, los organizadores de la Marcha en Londres recibieron la confirmación de la adhesión de Rowan Williams, Arzobispo de Canterbury y líder espiritual de la comunidad anglicana. Desde Lambeth Palace, el secretario del Arzobispo escribía: "Les ruego que acepten nuestros mejores deseos para la última etapa de planificación de la Marcha y para que se produzca un gran impacto público cuando tenga lugar".
Junto a estas adhesiones, se está recibiendo el respaldo de varios imanes, líderes budistas y rabinos de todo el mundo, apoyando esta movilización mundial a favor de la paz a través la no-violencia.